es real.
O podría no serlo.
A los que se ofendieren,
mis disculpas.
A los que gustare,
mi emplazamiento
a cruzarnos de nuevo
en algún recoveco
del sinuoso camino...
(...)
-¡La señora Nicaela le ha cortado el cuello al hijo del taxista!
-¿¡Qué!? ¿¡Cómo!? ¡Estás bromeando!...
-¡Le ha rebanado el pescuezo al hijo del taxista! –confirmó el mudo sin pestañear, gritando-. ¡Y ha tirado el cuchillo al tejado!
(...)
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