Resucítame en el último día, Señor y Redentor mío”.
Tap, taptaptap, tap, taptaptap, tap, taptaptap...
Tap, taptaptap, tap, taptaptap, tap, taptaptap...
-“El Señor reina, vestido de majestad[1],
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y Tú eres eterno.
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Oí una voz del cielo que decía:
Tap, taptaptap, tap, taptaptap, tap, taptaptap...
Y yo oí todo el agua del cielo y de la tierra
repiqueteando sobre la falsa madera de la tapa del ataúd barroco;
y una triste y apagada campana que a lo lejos tañía...
Y el último suspiro del muerto que allí yacía...
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